El hecho de que Maxime Magnon forme parte de uno de los movimientos vinÃcolas más revolucionarios en Francia deberÃa darle una jactancia justificable a su paso, pero no obstante es un héroe renuente. Este borgoñés de treinta y tantos años no nació con derechos hereditarios a un dominio, sino que hace su propio vino en el Corbières A.O.C. en lugar. Tuvo la suerte de haber comprado algunas parcelas de viñas viejas de parcelas abandonadas y alquila su bodega, un garagiste si alguna vez hubo uno. Cultiva nueve parcelas en once hectáreas, con viñedos empinados que alcanzan grandes altitudes, y lo maneja todo por su cuenta. Maxime es parte de la nueva ola de apasionados viticultores que cultivan sus viñas con el mayor respeto por la naturaleza y el suelo. Está certificado como orgánico, pero también incorpora prácticas biodinámicas en el manejo de su viñedo. Al igual que su buen amigo y mentor, Didier Barral (en Faugères) y Jean Foillard (con quien estudió en Morgon), es un naturalista de corazón y busca crear un ecosistema armonioso en sus viñedos.